Tipos de Hemorragias ▷ Hemorragia Exteriorizada e interna, ¿cómo actuar en cada caso?

Las hemorragias La pérdida de sangre por rotura de vasos sanguíneos causada por una contusión, una herida, una fractura o una enfermedad constituye una hemorragia.

Existe una clasificación según la salida de la sangre (interna, externa o exterior) , el tipo de vasos que se rompan (capilar, venoso, arterial) y la cantidad de sangre perdida (I,II,III y IV).

¿Cuál es la diferencia entre una hemorragia leve y una grave?

Existen varios factores para determinar la gravedad de una hemorragia ante cualquier accidente o situación.

Se considera hemorragia leve cuando la persona, en un estado ansioso, pierde hasta 750cc de sangre (un 15% de su volumen). Al tomar el pulso, se observarán que las pulsaciones son inferiores a 100 puls/minuto, y que su frecuencia respiratorio es de 13 a 21 por minuto aproximadamente.

Estado de conciencia

A partir de aquí, todo lo que sobrepase el 15-20% del volumen perdido de sangre es considerado como una hemorragia grave.

La persona, a medida que vaya perdiendo sangre, pasará de un estado intranquilo a confuso, y si la situación es altamente grave (supera el 40% del volumen total de sangre) ésta estará como adormecida e incluso inconsciente.

Las pulsaciones también superarán las 100 por minuto llegando a una situación de taquicardia total.

Existe otro método en el caso en que la persona que socorre a un herido no sepa determinar ninguno de estos factores para hacer una valoración inicial y poderla comunicar en la cadena de socorro.

Este método se basa en la simple observación del relleno capilar que se encuentra debajo de las uñas.

Si se mantiene un color rosado, es probable que la hemorragia sea leve, en cambio, a medida que la pérdida de sangre se hace abundante, el relleno se verá enlentencido llegando incluso a desaparecer (color blanco o claro por no llegar sangre a los capilares).

¿Qué hacer cuando hay hemorragias internas?

Las hemorragias internas son más difíciles de determinar puesto que no hay una salida de sangre al exterior. Será de vital importancia conocer cómo ha sufrido el accidente esta persona u observar algunas señales que nos ayuden a descubrir que se trata de una hemorragia interna.

Lo primero que debe hacerse es reconocer los signos vitales de la persona.

En casos de parada cardio-respiratoria, se inciará el protocolo RCP si hay formación y conocimiento de ello. Sino, es obligatorio avisar a las autoridades correspondientes. Ante de la duda, como siempre, no tocar.

Si la persona está consciente, debemos tranquilizarla y proceder de la siguiente forma:

  • Tapar a la víctima para que no pierda calor e intentar curar otras heridas superficiales que pueda tener.
  • Aflojamos toda la ropa que pueda comprimir al accidentado. Desabrochamos cinturones,  calzado, sujetadores, fajas,…para mejorar la circulación sanguínea en la zona.
  • Estirar al herido en una superfície (mirando hacia arriba) y con la cabeza más baja que los pies, a no ser que tenga más heridas que afecten a la cabeza.
  • Esto no será posible si la persona también tiene un traumatismo craneoencefálico. Si no se da esta situación, seguiremos con la misma posición (llamada Trendelenburg). Si no encontramos nada para levantar las piernas (cojines,soportes,…) entonces lo haremos nosotros mismos hasta que llegue más soporte.

¿Qué hacer cuando hay hemorragias externas?

En las hemorragias externas, la sangre sale al exterior a través de una o varias heridas.

Las extremidades suelen ser las más afectadas en este tipo de hemorragias puesto que son las más expuestas a sufrir un traumatismo.

A diferencia de las hemorragias internas, éstas permiten un control más activo por parte de la persona que atiende al herido, aunque no debemos olvidar que la actuación procede tras:

  • Controlar los signos vitales del herido
  • Usar el sistema más conveniente para controlar e intentar parar la hemorragia: la compresión.
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La compresión directa se trata de hacer presión en un punto donde sale sangre al exterior siempre y cuando no exista una fractura abierta.

Para poder hacer esto, debemos emplear un apósito, gasa o pañuelo, al ser posible limpio, y ponerlo encima de la herida.

Si la salida de sangre es abundante, es mejor dejar el primer pañuelo o apósito estable (se formará un coágulo) y utilizar otro (poniéndolo encima) para presionar.

En extremidades, es recomendable presionar durante un mínimo de 10 minutos con la extremidad a la altura del corazón si fuera posible.

Atención: pasados los 10 minutos, NO DEBE sacarse el apósito. Simplemente, ejerceremos menos presión y controlaremos la hemorragia.

En el caso, de que la sangre deje de salir entonces se tapará la herida con una venda encima de los apósitos y se trasladará al herido al centro médico más cercano.

¿Cómo detener una hemorragia?

Si esto sucede en extremidades, existe otro método de control  un poco más dolorosa que consiste en encontrar el paso de la arteria (la humeral para el brazo o la femoral para la pierna) y presionar. A esto se denomina la compresión arterial.

La arteria humeral pasa justo por debajo del bíceps del brazo y es aquí donde debe hacerse presión. La arteria femoral se presiona por la parte de la ingle, la cara interna del muslo.

El objetivo principal es detener la circulación sanguínea para conseguir una reducción del aporte sanguíneo y que permita el retorno venoso de la sangre.

Por eso, se necesita una presión fuerte pero NO total. Para la humeral, aplicaremos la presión con los dedos índice y corazón.

En cambio, la femoral debe presionarse con la palma de la mano o el mismo puño debido a la extensión de la zona. Esta compresión dolorosa debe mantenerse hasta la llegada de los primeros auxilios y el equipo médico.

Cuando este método no sea efectivo y la hemorragia continua sin detenerse con el riesgo de una parada cardíaca o muerte debe emplearse la técnica del torniquete.

Es de vital importancia saber que esta técnica sólo se utiliza para casos muy especiales (accidentes graves, más heridos que socorristas, pérdida de  extremidades,…) ya que la circulación quedará totalmente parada (arterial y sanguínea) deteniendo a su vez toda oxigenación a los tejidos de la extremidad, y por tanto, provocando toxinas, trombos y la necrosis del tejido (muerte tisular).

¿Cómo se hace un torniquete?

Torniqueta en Primeros Auxilios Necesitamos un trapo o un pañuelo resistente, al ser posible, limpio y libre de impurezas, o bien, una goma elástica o cinta.

También un elemento alargado resistente y sólido, como un pequeño tubo o una madera que nos servirá como soporte regulador.

Primero, presionamos punto arterial más próximo.

Aplicamos el torniquete en la base de la extremidad afectada con la cinta o la goma elástica. Atamos fuertemente y aplicamos presión controlada para detener la hemorragia.

Al hacer el nudo, se incluye la barra, el palo, la madera o el soporte.

Así podemos ir regulando la presión dando vueltas sobre éste mismo.

Cuando tengamos controlada por completa la hemorragia, atamos también el otro extremo del soporte, y sobreotodo, anotamos como sea posible la HORA EXACTA en la que esta técnica fue aplicada.

Nunca debemos aflojar por nosotros mismos el torniquete hasta que no llegue personal especializado.

Primeros auxilios para las hemorragias exteriorizadas

En un principio pueden confundirse con las hemorragias internas, pero éstas acaban saliendo al exterior por uno de los orificios naturales del cuerpo humano que son: boca, nariz, oído, ano y genitales.

✅ Hemorragia bucal

Es muy importante diferenciarla, puesto que a veces no es una hemorragia exteriorizada como tal y pueden ser restos de objetos, como por ejemplo cristales, dentro de la boca, afectación de la dentadura o heridas en la lengua.

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Esto hace que el sujeto sangre por la boca considerándose una hemorragia externa. En cambio, si la hemorragia se desarrolla en un pulmón o en el estómago ésta se presenta en forma de vómito.

¿Cómo podemos saber el origen de una hemorragia por la boca?

    • Si sucede en el pulmón (hemoptisis), el paciente suele tener ataques de tos para posteriormente escupir o vomitar una sangre limpia, espumosa y con un olor metálico característico.
    • Si sucede en el estómago (hematémesis), el paciente presenta arcadas antes de vomitar una sangre de mal olor, más oscura, que puede contener restos de alimentos.
    • Para ambos casos debe controlarse los signos vitales, proceder a no dar absolutamente NADA de comer ni beber, y para afectados en el pulmón deben colocarse semisentados antes de que intervenga profesionales. En el caso de afectación en el estómago, las personas deben colocarse en posición de seguridad o PLS.

✅ Hemorragia anal

Tiene un origen digestivo y debe diferenciarse mediante la observación de las heces acompañantes.

En muchas ocasiones se trata de rectorragias provocadas por las típicas hemorroides o incluso por fístulas.

De todas formas, la persona debe ser trasladada al centro más cercano para realizar una consulta médica.

✅ Hemorragia nasal (epistaxis)

Suelen ser las más frecuentes debido a un golpe, una subida de la tensión arterial u otra enfermedad, desgaste de la mucosa nasal, etc…

Se conocen como epistaxis, y para detenerlas se ejerce presión directa durante 5 minutos sobre la pared nasal del orifio que esté sangrando.

Tradicionalmente, se ha extendido que ante este tipo de hemorragias la cabeza debe «echarse para atrás con un algodón cubierto».

La manera correcta de proceder es estar de pie, con piernas separadas e inclinar la cabeza hacia delante mientras se presiona con el fin de evitar la formación de coágulos.

Cuando pase el tiempo establecido, se reduce la presión sobre el orificio para comprobar si la hemorragia ya ha cesado. Si no lo ha hecho, se procede a un taponamiento del orificio con una gasa mojada en agua oxigenada.

A la hora de hacer el tapón es muy importante que la persona pueda sacárselo más tarde, y por ello dejaremos un pequeño extracto o hilo colgando para que la persona pueda sacárselo por si misma al cabo del tiempo.

La recomendación es que si más allá de los 30 minutos la hemorragia no ha parado, debe trasladarse a la persona al centro sanitario más cercano.

Otorragia (Sangre en el oído)

Las hemorragias por el oído no suelen tener un buen pronóstico.

La mayoría de ellas son consecuencia de un traumatismo o una fractura en el cráneo.

Es la ÚNICA hemorragia que NO DEBE pararse NUNCA.

¿Y por qué? Porque debe facilitarse la salida de sangre ya que ésta puede acumularse y ejercer presión sobre la masa encefálica ocasionando lesiones irreversibles en el cerebro.

Si la ayuda médica no es inmediata, colocaremos a la persona en posición de seguridad (PLS), con la oreja que sangra mirando hacia el suelo y manteniendo estable el eje cabeza-cuello y columna.

También existen lesiones en que la presencia de sangre en el oído es consecuencia de haber estado sometido a una explosión o un ruido muy impactante en el que el tímpano y el tejido puedan estar afectados.

Hay que descartar posibles infecciones, aunque éstas por lo general, suelen acompañarse de material orgánico supuroso y dolor.

⭐ Más información sobre las hemorragías en este enlace de la Federación Mundial sobre la Hemofilia.