Los ataques de ansiedad representan la respuesta de cuerpo humano a una emoción o sentimiento que tiene su origen ante una situación o acontecimiento de amenaza o agresión.
Esta reacción es de gran intensidad y surge como consecuencia de circunstancias traumáticas o inusuales como pueden ser fuertes choques emocionales de la persona, fallecimiento de un ser querido o mascota, catástrofes, guerras, situaciones de supervivencia, incendios, etc…
Los síntomas de la ansiedad se caracterizan por un temblor generalizado, sudoración y taquicardia que puede o no estar acompañada de palpitaciones.
La persona empieza a notar dificultad para respirar y una sensación de mareo o inestabilidad parecida a la lipotimia.
Controlar los ataques de ansiedad
Lo primero de todo es tranquilizar a la víctima o a la persona ya que ésta iniciará un proceso de hiperventilación, que consiste en una respiración muy superficial y rápida
Para ello hay llevarla a un lugar abierto, seguro y tranquilo.
Si esto último no es posible, entonces se debe animar o estimular a la persona a que cierre sus ojos y respire lo más lento posible, como mínimo unos 10-15 minutos.
Si la persona hace caso omiso y no es capaz de realizar dicha acción, entonces hiperventilará.
¿Por qué hay hiperventilación en una crisis de ansiedad?
Una persona hiperventila cuando respira en exceso y de forma rápida.
Lo que está haciendo es romper el equilibrio de oxígeno y dióxido de carbono de su cuerpo.
Es decir, si respiramos 02 y expiramos CO2, cuando la persona hiperventila lo que hace es proporcionar mayor aporte de 02 y al estar contínuamente exhalando se pierde mucho CO2.
El cerebro humano detecta que los niveles de CO2 en sangre son bajos, y por consiguiente, lo que hace de forma automática es obligar a nuestro cuerpo a respirar en corto ya que no es necesario tanto oxígeno.
Este reflejo lo nota la persona que enseguida nota que no respira bien, como una sensación de ahogo o que no puede respirar «hasta el fondo».
Realmente es un reflejo fisiológico, pero como la persona se da cuenta y está consciente, lo que hace cuando nota esto es asustarse e intentar forzar la respiración ya que tiene la sensación o la angustia de que se va ahogar.
Esto aún provoca que la víctima hiperventile más todavía, produciendo un descenso del CO2 que puede llegar a ser grave y que sus síntomas son:
- Rampas en extremidades
- Hormigueo
- Debilidad muscular en piernas
- Mareos
- Contrastes de frío o calor
- Tensión muscular
- Palpitaciones o temblores
- Problemas de visión
Tratamiento de los ataques de ansiedad
El control de la hiperventilación que no responde a técnicas de relajación debe realizarse mediante el uso de una bolsa de papel.
La persona se cubrirá la boca y tratará de respirar en el interior de la bolsa.
Esto lo que hace es que la persona respire de nuevo el CO2 (dióxido de carbono) que está perdiendo y se trata de equilibrar lo antes posible la relación 02/CO2 en el organismo, a fin de que desaparezca el reflejo de falta de aire o poco consumo de oxígeno por parte del cerebro, y también aumentar los niveles para que los síntomas de mareos, hormigueos y tensiones desaparezcan.
Si la persona consigue relajarse, hay que llevarla a un sitio más tranquilo para que pueda por sí misma llegar a la normalidad y aceptar sus emociones.
Como altertnativa natural, puede proporcionarse una infusión de valeriana, tila, manzanilla o hierba luisa, ya que los té de estas plantas tienen propiedades ansiolíticas.
Si la crisis no se para y la persona sigue hiperventilando mostrando los síntomas de crisis de ansiedad, entonces debe trasladarse inmediatamente al centro médico más cercano.
Aquí lo más seguro, y dependiendo de la persona y lo que ésta ya esté tomando previamente, se le administrará por vía oral o sublingüal alguna de las benzodiacepinas comerciales que contegan entre sus principios activos alprazolam, diacepam, loracepam, lormetazepam o clonacepam, ya que los efectos tranquilizantes de estos fármacos aparecen al cabo de unos minutos.