Una venda cumple múltiples funciones: por una parte, el de sostener la región perjudicada y eludir el contacto con cualquier agente de afuera, que logre modificar la herida y ocasionar infección.
Pero asimismo puede emplearse para sostener un apósito para interrumpir una pérdida de sangre.
Por eso, hay distintas maneras de sostener las vendas al cuerpo y adecuarlas a la herida causada, ciertas de ellas son según su técnica:
- Vendaje circular: lo hemos visto en tipos de vendajes
- Vendaje espiral.
- Vendaje de espiga
- Vendaje en ocho.
- Vendaje recurrente
Otros tipos de vendajes
- Venda acolchada o de algodón: se usa como protección para almohadillar zonas dispuestas a golpes y fricciones. Hay que emplear otra venda encima para contemplar.
- Venda de crepe o de gasa orillada: se emplea para sostener los apósitos en su rincón y como protección de zonas sanas, dispuestas a la aparición de ampolla. En ocasiones se asocia a una venda de algodón para acrecentar el almohadillado en zonas de roce.
- Venda flexible cohesiva: se usa en aquellas zonas del cuerpo donde deseamos ejercer algo de presión o compresión, como en los vendajes de la mano para ejercer una tensión de palmar a dorsal en la articulación de la muñeca para postergar la retracción.
- Venda de algodón flexible: se usa en aquellas unas partes del cuerpo donde la venda está en contacto directo con la piel, para eludir lesiones por roce, puesto que su textura es suavísima.
- Venda o malla tubular: se emplea como unión de las vendas precedentes, para eludir movimientos de exactamente las mismas. Además de esto, su tacto es mucho más despacio con lo que disminuimos el peligro de aparición de lesiones por rascado.