El herpes zóster es una infección de origen vírico que se caracteriza por la aparición de pequeñas vesículas que se extienden formando un dibujo característico. La zona de la piel donde está la infección también queda enrojecida. La persona, como primeros síntomas, padece pequeñas cefaleas, fiebre, malestar e incluso fotosensibilidad.
Este proceso puede afectar a cualquier zona en la que haya actividad nerviosa de tipo sensitiva, aunque es más frecuente que se localice en el tórax o en el abdomen, llegando incluso a travesar media línea del cuerpo.
En muchas ocasiones, el herpes tiene su origen en la varicela, que es una enfermedad que cura sin problemas, no tiene recaídas y cursa con un buen pronóstico. Lo que ocurre es que el virus de la varicela no muere, sino que permanece en letargo sin manifestarse. Por diferentes motivos, el virus puede reactivarse y desplazarse por el nervio sensitivo hasta llegar a la zona de la piel donde provocará la lesión (varicela-zóster). Estas vesículas son como una concentración de los granos de varicela pero en un espacio reducido y concreto.
El mayor inconveniente del herpes zóster tras las lesiones dérmicas es su dolor. En muchas personas, ese dolor es intenso y puede persistir en el tiempo con lo que la enfermedad se hace insoportable. Se le conoce como neuralgia postherpética (NPH) y puede durar hasta año o año y medio. Las personas mayores de sesenta años y personas inmunodeprimidas tienen más posibilidades de sufrir este tipo de dolor crónico e intenso.
Tratamiento del Herpes Zóster
El tratamiento del herpes zóster es, por lo general, de tipo sintomático y está destinado a calmar el dolor. Dependiendo del diagnóstico médico, la enfermedad puede agravarse y la persona necesitará la administración de:
- Analgésicos
- Retrovirales del grupo J05AB (dosis por vía oral de aciclovir, famciclovir o brivudina — conocido comercialmente como Nervinex — y combinaciones de aciclovir o vanaciclovir por vía tópica)-
- Corticoides (orales o por vía tópica también).
- Gabapentina (en casos muy dolorosos para aliviar el dolor neurálgico).
Cuando el herpes zóster afecta al ojo, se pueden producir lesiones que deben monitorizarse muy atentamente ya que el daño, en muchas ocasiones, es irreversible.
El tratamiento por vía oral con aciclovir o brivudina mejora la infecciones cutáneas, la progresión de las lesiones y el dolor tras una semana o 10 días de tratamiento. Se aconseja empezarlo siempre cuanto antes y si es posible en las 72h primeras horas desde que se diagnósticó el cuadro, ya que se obtienen mejores resultados.