El párpado humano tiene entre 100 y 250 puntos por los que la piel puede ponerse en contacto con el exterior. Esto significa que existe un riesgo para que un agente patógeno, un microbio, penetre en el interior y origine una infección local.
La extensión del párpado es la pestaña y en el borde final se encuentran una serie de pelos modificados que contienen unas glándulas anexas llamadas glándulas de Moll, glándulas de Zeis y glándulas de Meibomio.
Las de Zeis son unas glándulas sebáceas que suelen estar acopladas por parejas en cada pestaña y que se abren cerca de los folículos que envuelven la base.
Las de Moll, son glándulas semejantes a las sudoríparas, que son las que producen el sudor en la piel. Ambos tipos de glándulas están poco desarrolladas y presentan signos de inmadurez, por lo que se pueden abrir en algunos puntos por dónde salen los pelos de las pestañas.
Esta debilidad es aprovechada generalmente por un microbio, el Staphilococcus aureus, que invade la zona y penetra a contracorriente a través de los orificios de drenaje de las glándulas. Una vez dentro, se multiplica y produce un proceso inflamatorio que es la causa del orzuelo.
Esta inflamación local se caracteriza por un punto rojo y doloroso sobre el borde del párpado y que viene acompañado de hinchazón en la zona. A medida que pasa el tiempo, este punto se vuelve de color amarillento ya que se ha formado pus. La formación de pus es la señal de que el proceso ha llegado a su fin.
Las otras glándulas que faltan, las de Meibomio, están en el interior del tejido duro que forma el esqueleto de los párpados. Se distribuyen en paralelo a lo largo de éstos y se sitúan en el borde libre justo detrás de las pestañas. Como son glándulas de tipo sebáceo, también son susceptibles de infectarse.
Si se infectan, la lesión es muy parecida al orzuelo pero mucho más dolorosa y puede llegar a enquistarse formando una pequeño tumor llamado calacio. La solución a este problema es ya de tipo quirúrgico.
El tratamiento del orzuelo simple consiste en la aplicación de compresas calientes en la zona inflamada e ir cambiándolas de manera frecuente con el objetivo de acelerar la supuración de la pus.
Tradicionalmente, un remedio natural conocido es limpiar la zona con infusión de manzanilla, que no deja de ser una aplicación de calor, aunque en el mercado farmacéutico actual ya existen máscaras de calor para este tipo de patologías.
A su vez, se utiliza una pomada antibiótica con una pauta, normalmente entre 6 y 8 horas y con una duración mínima de una semana.
Por lo general, son pomadas oftálmicas que contienen una combinación en la que están presentes la tobramicina o el cloranfenicol como elementos antibióticos, y la dexametasona como cortisona para reducir el edema.
En cuanto a tratamiento por vía oral, el antibiótico de elección suele ser por lo general la doxiciclina en una dosis diaria (cada 24h).
Si en 2-4 días el orzuelo persiste entonces debe recurrir a su médico especialista para que haga una valoración, y si lo cree conveniente, realice una incisión pequeña para facilitar el drenaje de la pus y curarla en su totalidad.