La dermatitis o piel atópica es una enfermedad de la piel que cursa con inflamación, enrojecimiento y descamación.
La piel atópica se caracteriza principalmente por la existencia de un prurito (picor) tan intenso que puede llevar a un cambio en el estado de humor del paciente por causar problemas a la hora de dormir o de relacionarse con la gente (incomodidad por no poderse rascar).
Una consecuencia de la dermatitis atópica son las lesiones secundarias debidas al rascado, las cuales pueden evolucionar a la cronicidad.
Suele aparecer en edades tempranas con una clínica que puede variar a lo largo de la vida y es una enfermedad que sufre variaciones, es decir, hay periodos activos de la enfermedad y periodos de remisión.
La mejoría de los síntomas está estrechamente relacionada con un seguimiento adecuado y la elección del tratamiento según la gravedad.
➤ ¿Por qué se produce la dermatitis atópica?
Si bien no se ha encontrado el factor desencadenante de la atopía, se ha llegado a la conclusión de que esta enfermedad es el resultado de un círculo vicioso de dermatitis asociada con activación de las células T, hiperestimulación de las células de Langerhans, defecto de la inmunidad mediada por células, y producción excesiva de inmunoglobulinas por las células B.
Los factores genéticos tampoco están descartados al 100%, dado que en un alto porcentaje de pacientes con atopía se ha detectado algún signo de asma, fiebre del heno o dermatitis eccematosa en su historia familiar.
Es difícil establecer un diagnóstico de la enfermedad dado que no existen pruebas de laboratorio que la detecten.
Se cree que existe una relación entre el aumento de inmunoglobulina E (más de 200UI/ml) y de eosinofilos y la existencia de piel atópica, dado que se han encontrado estos valores similares en el estudio de diferentes individuos con la enfermedad.
Si hay sospecha de infección secundaria, es conveniente realizar cultivos de la exudación de las lesiones y de muestras de las costras.
✅ ¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es, por tanto, una enfermedad cutánea crónica no contagiosa, que evoluciona por brotes y que, aunque tiende a desaparecer en la primera infancia, puede persistir durante toda la vida.
Nuestra piel es una barrera que funciona como protección de los agentes externos, pero debemos cuidarla con una adecuada limpieza, una hidratación correcta y emplear tratamientos protectores cuando sea necesario.
¿Qué les pasa a las personas que tienen dermatitis atópica?
La piel atópica es el resultado de un desequilibrio en las sustancia hidratantes y los lípidos naturales que la conforman.
Se produce una pérdida de hidratación y disminuye la capacidad de protegernos, por lo que el resultado se traduce en sequedad, irritación, enrojecimiento e inflamación de la piel.
Las personas que sufren de dermatitis atópica presentan un umbral de tolerancia más bajo a los factores agresores, alérgenos u otras sustancias irritantes, desencadenando una hiperreacción durante períodos cortos de tiempo.
Estas reacciones en la piel se conocen como brotes o fases agudas con aparición de prurito o eczemas y que, a pesar de que no son permanentes, pueden llegar a mantener el picor y la sequedad de forma continua resultando muy molesto o, en el peor de los casos, producir patologías más graves como la liquenificación o el prurito.
Piel atópica síntomas
El síntoma general es el prurito (picor intenso) acompañado de eritema y suele aparecer de forma brusca.
Este puede ser llevadero pero en estados agudos puede resultar incapacitante para la vida diaria.
El resto de síntomas de la piel atópica son efectos secundarios al rascado de las lesiones, pudiendo desencadenar en pápulas y vesículas, liquenificación, costras, dermatitis exfoliativa y/o impetigización.
Dentro de las lesiones cutáneas, encontramos diferentes manifestaciones:
➡️ LESIONES AGUDAS:
- Pápulas exudativas.
- Vesículas.
➡️ LESIONES SUBAGUDAS:
- Vesículas.
- Áreas de liquenificación (costras y escamas).
➡️ LESIONES CRÓNICAS:
- Nódulos y placas sobre zonas de piel engrosada y fibrótica, de color rojo mate y muy pruriginosas.
Sobre cualquiera de estas lesiones puede desarrollarse una infección por Staphylococcus aureus.
La bacteria puede penetrar a través de las grietas de la piel, favoreciéndose esta entrada con el rascado, y colonizar las lesiones, agudizando aún más el cuadro clínico.
Por otro lado, en casos graves la piel puede ser más vulnerable a padecer infecciones víricas por herpes simple, Molluscum contagiosum, así como infecciones fúngicas.
Tras el establecimiento del tratamiento adecuado, es posible que la zona presente áreas de hipo o de hiper pigmentación, las cuales puede que no desaparezcan nunca.
▷ ¿Cuándo suelen aparecer los síntomas de la atopía?
Los síntomas de la piel atópica suelen ser diferentes en función de la edad.
- Lactantes: Es frecuente, entre la 6ª y 12ª semana de vida, la aparición de una dermatitis eritematosa, pruriginosa, que cursa con lesiones exdudativas en zonas localizadas de las mejillas, pómulos, zona perioral, frente, cuero cabelludo, mentón y pabellones auriculares. Cuando las lesiones aparecen antes del 3º ó 4º mes, hablamos de una dermatitis seborreica. Se cree que esta dermatitis puede ser una forma de inicio de una dermatitis atópica. Las lesiones suelen ser exudativas y húmedas.
- Niños: Comparten manifestaciones semejantes al lactante, aunque predominan los signos de enfermedad cutánea crónica (liquenificación con piel dura o seca, pliegues cutáneos muy evidentes como consecuencia del rascado). Las zonas más afectadas son las de flexión (codos y rodillas), pliegues de la muñeca, nuca, nalgas, así como la zona perioral y periorbitaria.
-
Adultos: Las manifestaciones pueden ser difusas con una ámplia distribución por todo el cuerpo. Las más comunes suelen aparecer en zonas de flexión, manos o pies. Un signo frecuente de atopía en adultos es la dermatitis del párpado superior.
Epidemiología de la piel atópica
La dermatitis puede aparecer a cualquier edad, sexo y raza, aunque es mucho más frecuente en bebes y niños de sexo femenino.
Diversos estudios constatan que la incidencia de la enfermedad ha aumentado considerablemente durante los últimos años en los paises desarrollados.
Se estima que afecta aproximadamente al 18% de la población infantil, prevalencia que va en aumento en este grupo de población.
Es una enfermedad que está estrechamente ligada a las clases socioeconómicas altas y a grandes ciudades, se creee debido a una mayor exposición a los agentes causantes del cuadro atópico.
En el lactante, suele aparecer entre el 4º y 6º mes de vida, y desaparecer de manera espontánea entre los 3 y 5 años de edad.
En este grupo de población se deberan considerar los antecedentes familiares de la enfermedad, así como si existen otros datos de atópia como rinitis, conjuntivitis o asma.
En niños mayores, generalmente aparece entre los 3 y 6 años de edad, mientras que en adultos, la atopía puede presentarse como un cuadro eccematosos alrededor de los 20 años de edad y puede deberse a un brote de continuación de una dermatitis sufrida en la infancia.
En la mayoría de los niños, la intensidad de la enfermedad atópica disminuye hacia la pubertad.
La mayor parte de los niños superan los brotes de dermatitis atópica, pero algunos desarrollan enfermedad recidivante crónica.
Cuadro clínico de la dermatitis atópica
La dermatitis atópica no es más que una expresión de la atopía en sí. Si bien es difícil encontrar una definición adecuada del término, se podría resumir como la existencia de hipersensibilidad frente a proteínas heterólogas.
En la aparición de la atopía intervienen mecanismos inmunológicos, genéticos, ambientales, idiosincrásicos de la propia piel de la persona que es atópica, factores externos como la dieta, aeroalérgenos, microorganismos, sequedad ambiental, disminución de la temperatura…
La atopía se caracteriza por la aparición de una triada clásica: asma, rinoconjuntivitis y dermatitis.
Si bien estos síntomas son los más comunes, también se ha asociado a la piel atópica algunos tipos de jaqueca, la urticaria crónica o determinados transtornos gastrointestinales.
En resumen, la atópia no es más que una hiperreactividad cutánea de un individuo frente a diversos factores ambientales que, en individuos no atópicos, son inocuos.
Según se estudia la enfermedad, se han encontrado coincidencias en el estado de la piel en diferentes individuos atópicos:
- Xerosis: El paciente de atópia suele presentar una piel seca y áspera, debido a la pérdida de ceramidas en la epidermis. Esta piel es más sensible, más pruriginosa y más susceptible frente a los agentes externos ya que con frecuencia y en casos graves, se pierde la continuidad de la capa córnea, apareciendo grietas y fisuras a traves de las cuales pueden penetrar agentes patógenos. A simple vista pueden observarse las líneas de la piel bien diferenciadas.
- Pitiriasis alba: Son áreas con descamación fina, redondeadas y diferenciadas del resto de la piel por presentar
menos coloración. Los bordes de las manchas estan mal delimitados. Son lesiones asintomáticas aunque con tendencia a producir hiperqueratosis folicular, dando a la piel un aspecto pálido. Suele aparecer en mejillas, superficie lateral superior de los brazos y muslos, y es más frecuente en niños pequeños. Tiende a desaparecer con la edad adulta.
- Pliegue de Dennie-Morgan: El llamado “doble párpado inferior”, el paciente que lo padece sufre de un leve edema palpebral inferior, que hace aparecer un segundo pliegue bajo el ojo. Estos pliegues suelen permanecer durante toda la vida, aunque con la edad suelen hacerse menos evidentes. La aparición de este doble párpado es un buen signo diferencial para diagnosticar a un individuo de atopía.
- Dermatosis palmo-plantar: Se le conoce como “síndrome de pies y manos secas”. Suele comenzar
con descamación en los pulpejos de los dedos, llegando a extenderse por toda la mano. Según la complejidad, existen muchos tipos de esta dermatosis: irritativa, queratolítica, eccematosa, alérgica…
- Dermatitis friccional: Lesiones papulosas o vesiculosas acompañadas de prurito en zonas de roce
permanente (codos, nalgas, muslos…)
¿Cuántos tipos de dermatitis atópica existen?
Cuando se hace referencia al término atopía, nos estamos refiriendo a una predisposición a padecer una de las patologías que se conocen bajo el nombre de triada atópica, y que está compuesta por la rinitis alérgica, el asma bronquial y la dermatitis atópica.
Para que queda claro, la atopía no se limita solamente a la piel.
Para este tipo de enfermedades, pero sobretodo con la dermatitis atópica, se hace difícil establecer un diagnóstico en los primeros meses de vida.
En el caso de la dermatitis, se carece de pruebas analíticas que ayuden a establecer un diagnóstico claro y definitivo, y por eso la observación es la mejor herramienta de trabajo.
Si bien, el prurito es el desencadenante más llamativo en cuanto a la sintomatología, existen otros factores que pueden hacernos saltar la alarma: nerviosismo, intranquilidad y episodios frecuentes de insomnio.
Cabe destacar también que la dermatitis puede dividirse según cada etapa de la vida. Tenemos entonces:
🥇 Dermatitis del Lactante
La piel atópica del bebé es la dermatitis que más predominio e incidencia tienen. Abarca desde el nacimiento hasta los dos años de vida del bebé, y es la que afecta al rostro, la frente y el mentón de forma inicial.
Si la enfermedad progresa, entonces afectará a otros miembros como los pliegues o las nalgas, pudiendo llegar a convertirse en eczemas. Algunos médicos no la consideran atópica como tal.
🥇 Dermatitis atópica del infante
Es la dermatitis que está aumentando hoy día. Las manifestaciones y síntomas comprenden desde los 2 años hasta los catorce años, coincidiendo con la pubertad en algunos casos.
Es una dermatitis que debe controlarse de forma estricta ya que empieza en la cara o rostro y luego, al progresar, se localiza en otras zonas del cuerpo como las ingles, las axilas, cuello y los pliegues (codos, pantorrillas,…).
🥇 Dermatitis atópica en adultos
No es una dermatitis infantil aunque si se mantiene o aparece la misma sintomatología en los pliegues cutáneos.
El problema surge cuando aparecen alrededor de los ojos (dermatitis ocular) o alrededor de la boca (dermatitis peribucal), afectando a la persona en su aspecto externo, estético y al final, afectando psicológicamente.
En esta edad adulta a partir de los 15 años son frecuentes la aparición de eccemas en manos y pies.
✅ ¿Cómo evitar que aparezca la dermatitis atópica?
Para no tener que llegar al tratamiento farmacológico, siempre es conveniente saber qué tipos de medidas se pueden adoptar para evitar la aparición de dermatitis atópica, o al menos, reducir sus efectos sobre la piel.
En primer lugar, se tendrá en consideración lo primero que entra en contacto con la piel en la rutina diaria, por lo que la ropa a evitar será aquella que contenga lana o fibras sintéticas sin cubrir o forrar.
Recuerda que para los recién nacidos es mejor utilizar la ropa de algodón, y además cuando toque lavarla nunca emplear detergente o meterla en la lavadora.
La mejor opción para la ropa de algodón es lavarla a mano con agua y jabón, sin usar tampoco lejía ni ningún tipo de suavizante.
Tanto en los días de mucho frío como los de calor, hay que evitar cualquier cambio brusco en la temperatura.
Generalmente, en los más pequeños ya se suele hacer pero en muchas ocasiones no se tienen en cuenta los cambios que pueden alterar la piel como la entrada a una tienda o centro comercial, la entrada a una piscina cubierta, etcétera…
Son estos momentos de corto espacio de tiempo en los que la piel padece un contraste que puede afectar o alterar receptores cutáneos y favorecer la aparición de los primeros síntomas.
Este contraste de calor también debe aplicarse a los alimentos que son ingeridos.
Hay que evitar dar la comida muy caliente y para el caso de los niños más grandes, y en la medida de lo posible, retirarles cualquier tipo de picante o especias.
Mucho ojo con la comida rápida, pues habitualmente las carnes están condimentadas.
En cuanto al baño del bebé (o incluso el niño), el agua muy caliente está desaconsejada, pero tampoco hay que bañar al bebé o niño con agua tíbia.
Una temperatura caliente pero agradable y de corta duración es necesaria para un cuidado correcto, siempre y cuando se realice dos o tres veces a la semana.
No hay que utilizar esponjas duras o manoplas, ni con textura áspera. Lo mejor son esponjas suaves o incluso naturales de venta en farmacias u otros establecimientos.
Lo que se pretende en que no irrite más la piel de lo que está, ya que si frotamos se contribuye a empeorar la zona de prurito. Es como si rascásemos.
Lo mismo debe aplicarse a la hora de secar al niño con una toalla: nunca frotar intensamente. Hay que secarlo por contacto, zona a zona.
Es mucho más lento pero seguro. Posteriormente, y si se desea, se puede aplicar alguna crema emoliente sobre la piel de carácter hipoalergénico.
▷ ¿Cómo tratar la dermatitis atópica?
En este apartado hacemos referencia, a modo informativo, de los tratamientos farmacológicos existentes hoy día para tratar la atopía.
Debe tenerse en cuenta que dichos tratamientos deberán ser prescritos por un médico, y nunca se recurrirá a la automedicación ya que el proceso de atopía requiere de un importante seguimiento médico para valorar si resultan efectivos según cada caso.
▷ ¿Cómo calmar el picor de la piel atópica?
Tanto para el tratamiento de los primeros síntomas como el picor, el picor recurrente, así como las lesiones que produce la atopía se usan varios tipos de fármacos, siendo en su mayor parte las cremas comerciales que contienen algunos de los siguientes principios activos.
→ Anestésicos locales
La benzocaina y la lidocaína pueden ser empleados en casos de prurito severo por su baja toxicidad.
En cualquier caso, su uso en niños deberá ser aconsejado por un médico.
Un caso concreto es el de la capsaicina.
Al principio provoca un aumento de la sensación de enrojecimiento y picor pero, tras su uso prolongado (3-4 veces al día) es capaz de neutralizar la señal neurológica causante del prurito, siendo efectiva en casos de picor localizado.
→ Antihistamínicos
Aunque su uso por vía tópica no siempre es aconsejable, ya que pueden producir reacciones alergicas, son de ayuda en algunos casos de prurito.
El más utilizado es la difenhidramina. Existen dos tipos de antihistamínicos, los sedantes y los no sedantes.
Los primeros (ciproheptadina, hidroxicina…) son más efectivos, aunque existen otros menos sedantes que también han demostrado cierta eficacia (loratadina, cetirizina, terfenadina…).
En cualquier caso, siempre que se utilicen preparados tópicos que contentan estos medicamentos, deberán extremarse precauciones frente a la exposición solar, ya que son medicamentos altamente fototóxicos.
→ Corticoides tópicos
No tienen un efecto altamente efectivo contra el picor, pero en ocasiones pueden ser útiles si se emplean conjuntamente con lubricantes de la piel. El principio activo más empleado es la hidrocortisona.
→ Agentes contrairritantes
Son productos como el mentol, el alcanfor o el amoníaco. Al aplicarlos sobre la piel producen una leve irritación local más intensa capaz de amortiguar a la que se tenía.
¿Cuál es el tratamiento de las lesiones que produce la atopía?
Bajo diagnóstico médico y prescripción por un profesional sanitario, estos son los grupos de moléculas que se emplean para el tratamiento de la piel atópica:
- ➡️ Corticoides tópicos: Son muy eficaces en las formas leves y moderadas de la enfermedad. Se usarán conjuntamente con tratamientos emolientes. Existe un ámplio abanico de moléculas, desde corticoides de baja potencia hasta corticoides más fuertes. La elección de éste vendrá condicionado por la zona que presenta el brote, el estado del mismo, la edad del paciente…Es importante no recurrir a la automedicación, ya que los efectos secundarios de estos tratamientos son elevados. Para evitarlos se establecerá una pauta de duración específica según el caso. Por norma, su uso no deberá extenderse más de 10 días.
- ➡️ Corticoides orales: Su uso se reserva a las formas graves de la enfermedad. Si bien mejoran de forma evidente el aspecto de las lesiones, su retirada puede provocar una reagudización del cuadro de atopía. El uso de corticoides por vía oral debe ir asociado a un tratamiento de rehidratación de la piel.
- ➡️ Macrólidos inmunosupresores: Este grupo de medicamentos han demostrado una alta eficacia en casos graves de atópia. Aún así, son el tratamiento de última elección cuando los anteriores no han resultado eficaces, ya que presentan un perfil de seguridad menor. Es por ello que se recomienda precaución en su uso, limitándose a periodos cortos de tiempo y de aplicación intermitente. No estan recomendados en niños menores de dos años ni en personas inmunodeprimidas. Las moléculas más empleadas son el tacrolimús y el pimecrolimús. El primero se usa en pomadas al 0,1% dos veces al día durante un máximo de tres semanas, pasando a la pomada al 0,03% dos veces al día hasta la remisión de las lesiones. En niños se usa la misma pauta pero con la pomada al 0,03%. En el segundo caso, se puede usar en las fases agudas de la enfermedad por presentar un perfil de seguridad mayor frente al anterior. Es posible administrarlo durante periodos más largos.
- ➡️ Ciclosporina: Su uso se limita a pacientes con formas graves de atópia. La dosis está establecida en 3-5mg/kg/día. Este tratamiento mejora rápidamente los síntomas, pero en ocasiones la enfermedad tiende a recidivar tras su suspensión.
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➡️ Radiación ultravioleta B (UVB): Solo en pacientes graves y dependiendo de la edad. Se emplea radiación de banda 311 µm y, generalmente, son necesarias muchas sesiones para obtener resultados.
▷ ¿Cómo se puede prevenir que aparezca la dermatitis atópica?
La base de todos los tratamientos para la atopía, bien sean farmacológicos o higiénicos, es la de mitigar el prurito, la xerosis (sequedad), la inflamación y la infección, en el caso de que aparezca.
Aún así, de entre todos los tratamientos existentes en la actualidad no encontramos ninguno 100% eficaz, de manera que una buena educación higiénica hacia el paciente resulta fundamental para evitar brotes y recidivas de la enfermedad. Es muy importante que el paciente conozca su enfermedad y que aprenda, ya desde niño, a cuidar su piel.
✅ MEDIDAS DE HIGIENE Y CUIDADO PERSONAL DE LA PIEL ATÓPICA:
- Evitar una temperatura ambiente elevada en casa, ya que el calor excesivo es mal tolerado.
- Una escasa humedad ambiental provoca sequedad en la piel. Evitar tener la calefacción por bomba de aire a demasiada temperatura, ya que seca el ambiente.
- Evitar el contacto directo con lana, plásticos y gomas.
- Los alimentos capaces de liberar histamina en grandes cantidades, favorecen la aparición del prurito, por lo tanto deberan evitarse, en la medida de lo posible (p.e., cítricos, café, cacao, fresas, mariscos, leche, huevos, frutos secos…).
- En el caso de niños en edad vacunal, se tendrá que evitar la administración de vacunas con virus si a su vez se le está tratando con esteroides orales.
- Deben evitarse tratamientos tópicos que contengan antihistamínicos, neomicina o sulfamidas.
- Evitar el uso de perfumes sobre la piel lesionada.
- El paciente deberá intentar no rascar las lesiones, ya que puede empeorar dichas lesiones o, incluso, favorecer la aparición de infecciones. En el caso de los lactantes y niños, es aconsejable mantener las uñas cortadas para evitar que se dañen la piel.
✅ ¿Qué hacer para prevenir los brotes de atopía?
Es recomendable bañarse en lugar de ducharse, durante al menos 20 minutos con agua templada.
Añadir alguna sustancia emoliente al agua, como los coloides de avena, ayuda a calmar la inflamación y el enrojecimiento.
Entre los geles de baño comerciales destacan los hipoalergénicos, ricos en aceite esenciales, que no alteran el pH de la piel, y generalmente no contienen parabenos ni perfume.
La mayoría de estos jabones están formulados para minimizar los riesgos de alergia y de brote atópico.
En el caso de usar jabones, estos deberán ser de pH ácido y no contener sustancias irritantes. Si se utiliza esponja, debe ser suave, del tipo natural.
- La piel se secará suavemente y sin frotar. No está recomendado el uso de secadores de aire caliente.
- Después del baño, aplicar una crema emoliente por toda la piel. En el mercado hay un gran surtido de éstas, siendo las que contienen ácidos omega (aceite de onagra, ácido linoleico) o ceramidas las más aconsejables. Es mejor evitar las que contiene urea, ya que la piel atópica en pocos casos la tolera.
- En caso de lesiones graves, pueden realizarse curas oclusivas con agentes hidratantes. P.e., si se presenta un brote en las manos, es frecuente aplicar agentes hidratantes y cubrirlas con guantes de algodón para favorecer la penetración de los activos.
- A la hora de vestir, es preferible elegir tejidos de algodón. Evitar usar ropa ajustada, áspera o que arañe la piel. Es recomendable quitar las etiquetas de las prendas para que no ejerzan roce.
- La exposición al sol resulta beneficiosa, siempre siguiendo medidas de protección y siempre y cuando el paciente no esté sometido a tratamiento farmacológico con antihistamínicos o antibióticos, ya que pueden resultar fotosensibilizantes.
- Para aliviar el picor se puede enfriar el área afectada con compresas frías.
- Es importante seguir las pautas médicas en el caso de estar bajo tratamiento farmacológico. Cumplir con las dosis y la duración de los mismos puede asegurar el éxito.
¿Qué lociones y cremas para la piel atópica son las más adecuadas?
La piel está compuesta por ácidos grasos, ceramidas y colesterol, sustancias responsables de su protección frente a agresiones externas, y que juegan un papel importante en el mantenimiento de su hidratación.
Las personas con atopía presentan un desequilibrio en la barrera lipídica, provocando pérdida de agua y deshidratación, lo cual se traduce en la aparición de fisuras microscópicas a través de las cuales pueden penetrar alérgenos, responsables del proceso de inflamación e irritación característicos de la patología.
Es por este motivo que los productos hidratantes que escojamos deberán aportar a la piel esos ácidos grasos que le faltan, suavizando la piel y aportando elasticidad y sensación de bienestar al paciente. Son lo que llamamos “productos emolientes”.
Los más utilizados son los productos en forma de aceites, lociones (sin alcohol), cremas o pomadas.
En su formulación contienen aceites minerales o vegetales, ceramidas, humectantes (glicerol), antipruriginosos (glicina) o activadores de la regeneración cutánea (dexpantenol).
Pueden contener también sustancias como la urea o el ácido láctico que, según su porcentaje, tiene poder queratolítico, acción de gran utilidad cuando el paciente presenta zonas engrosadas (con rugosidades).
Aún así, no todas personas toleran la urea, ya que en zonas no especialmente engrosadas, su aplicación puede dar sensación de picor y escozor.
Los preparados hidratantes deberan aplicarse diariamente, a ser posible dos veces al día, y preferentemente, después del baño ya que la absorción de los componentes es mayor.
✍ Definiremos ahora cada formulación según sus características:
- Aceites de baño: Suelen ser mezclas de diferentes aceites minerales o vegetales que, añadidos al agua del baño, forman una capa fina sobre la piel, evitando la pérdida de agua de la misma.
- Cremas: Son emulsiones de fase externa acuosa, muy ricas en agua, cuya formulación ligera permite ser utilizadas en el rostro. Se recomienda su uso después del baño.
- Pomadas: Son emulsiones de fase externa oleosa, con lo cual el porcentaje de fase grasa es superior a la crema. Tiene un mayor poder oclusivo frente a las anteriores, con lo cual son recomendables para zonas de mayor sequedad y rugosidad. Por su galénica “más espesa”, no es agradable aplicarlas en la cara ni en zonas de mucho vello.
- Lociones: Son más fáciles de aplicar que las anteriores debido a su mayor proporción de fase acuosa, aunque su poder de protección y reparación de la piel es muy inferior. Se deberá tener en cuenta a la hora de escoger, que la loción no tenga perfumen que puedan irritar la piel.
✅ ¿Qué deben contener las cremas para la piel atópica?
El pilar fundamental del cuidado de las pieles atópicas es el mantenimiento de una correcta hidratación, ya sea durante los brotes o cuando la persona o el niño no estén pasando por un proceso agudo.
Es un tratamiento general de mantenimiento a base de hidratantes y emolientes y que deben aplicarse tras la ducha, cuando la piel todavía está húmeda (existen productos que son excepción).
El objetivo principal de estas sustancias consiste en la máxima retención posible de agua para formar y fortalecer la capa protectora de la piel, pero a su vez, también se necesitan lípidos que son las estrcuturas que forman la barrera encargada de la retención.
Concretamente, en situaciones de desequilibrio cutáneo, son los ácidos grasos esenciales de origen vegetal (alfa-linolénico, linoleico, …) los que se ven afectados, disminuyendo drásticamente sus concentraciones y afectando directamente a la estabilización de la membrana protectora compuesta de ceramidas y colesterol.
Por este motivo, se suelen emplear aceites muy ricos en estos componentes como lo es el aceite de rosa mosqueta o el de onagra.
Para los casos de piel atópica existen muchos y diversos productos comerciales, por lo que es mejor destacar los activos o sustancias válidas para el tratamiento y la prevención de la dermatitis atópica:
- Alantoína: posee propiedades calmantes ante cualquier irritación cutánea.
- Glicerina combinada con almidón de arroz: su función principal es la de absorber la máxima cantidad de agua posible.
- Niacinamida: actúa como antiinflamatorio.
- L-isoleucina: no retiene agua ni lípidos pero ayuda a proteger la piel mediante la síntesis de péptidos con actividad antimicrobiana, pues la piel en estados débiles es más susceptible de padecer infecciones y otras enfermedades.
- Avena: perfecta para calmar el picor y suavizar la piel.
- Siliconas: su presencia en crema u otros compuestos sirven para proteger la piel mediante aislamiento.
- Manteca de Karité: contiene una mezcla formada principalmente por ácido oleico, linolénico, esteárico, palmítico, catequinas y vitamina E. Posee propiedades calmantes, antiinflamatorias, emoliente e hidratante.
- Vitamina E: Además de sus propiedades antioxidantes, provoca el fortalecimiento de la barrera cutánea al disminuir la pérdida de agua existente entre la epidermis y la dermis (transepidérmica).
- Ácido rosmarínico: posee propiedades antiinflamatorias.
- Vaselina o parafina: al igual que pasaba con las siliconas, generan una especia de film protector para evitar que el agua de la piel se evapore.
- Capriloilglicina: se encarga de mantener el equilibrio de nuestra flora cutánea (bacterias que habitan normalmente en nuestra piel y que no son nocivas en exceso). Por eso, previene de posibles infecciones.
- Skeletenoma Costatum (extracto): previene la irritación y posee propiedades calmantes.
- Nicotinamida: alivia el picor y reduce la inflamación.
- Octyldodecanol: es un emoliente tradiconal en muchas cremas y lociones. Mantiene la piel lubricada.
- Polidocanol: Calma el picor de la piel