Botiquín Natural – Curación con plantas medicinales

Las propiedades curativas de las plantas medicinales es una alternativa más al botiquín compuesto por medicamentos sintéticos o de origen químico. Conocer el modo de preparación y el efecto deseado de cada planta es algo esencial si se desea disponer de este tipo de botiquín.  De todas formas, es necesario un conocimiento botánico previo pues existe un alto porcentaje de plantas que nos pueden llevar a la confusión.

Botiquin de plantas medicinales

Por ello, para un botiquín natural se hace recomendable adquirirlas mediante compra a distribuidores autorizados, o bien, cultivarlas en un jardín propio si se dan las condiciones adecuadas. Los cultivos en la mayoría de ocasiones suelen proporcionar un contenido más alto de principios activos, aunque esto dependerá de que la recolección y la posterior desecación se realice adecuadamente. Por último, hay que respetar sobretodo las dosis de administración según la bibliografía farmacológica disponible. Está claro, que en un botiquín natural no vamos a incluir los digitálicos, indicados para patologías del corazón y con un estrecho margen terapéutico. También, y por último, decir que como complemento al botiquín natural pueden incluirse otros activos que pertenezcan al botiquín homeopático.

¿Cuáles son las principales preparaciones para las plantas medicinales?

  • Tintura: Obtenemos los activos mediante una extracción con alcohol no desnaturalizado, éter o incluso cierto tipo de vinos. Para hacerlo, bien podemos emplear la maceración o dejamos gotear el líquido a través de recipientes largos o estrechos.
  • Maceración: Vertimos el vegetal triturado o desmenuzado y lo mojamos en agua a temperatura ambiente. Se dejará en reposo de 1 a 3 días e iremos agitando la mezcla de manera periódica.
  • Infusión: Trituramos o desmenuzamos la parte de la planta que contiene los activos. Lo colocamos en un recipiente y añadimos agua hirviendo. Se deja reposar la mezcla hasta que se enfríe (hasta 25 minutos) y luego se filtra con la opción de comprimir o estrujar el residuo acumulado para que caiga más líquido.
  • Decocción: Actuamos igual que en la infusión pero mantenemos la mezcla unas horas. Posteriormente, se hierve durante 10-15 minutos (o lo que esté indicado para no eliminar activos importantes termolábiles) y luego se deja en reposo unos días, agitando periódicamente.
Las 20 plantas medicinales que componen un botiquín de remedios naturales
  • Romero (Rosmarinus officinalis): Llamado también Rosmarino, es típico de lugares áridos y cercanos a la costa aunque también puede cultivarse. Su recolecta puede ser durante todo el año puesto que encontraremos la planta fresca en todas las estaciones. Se usa para flatulencias o gases digestivos, problemas intestinales, tos,  insomnio, diuresis, hipercolesterolemia, depresión y agotamiento psíquico.
  • Tusilago (Tussilago farfara): Conocido como farfara o pie de uña de caballo, lo encontramos en suelos fangosos o arcillosos. Florece entre febrero y abril. Esas flores se recolectan y se desecan en la sombra, mientras que las hojas son recolectadas más tarde, en mayo o junio y pueden desecarse bajo la luz del sol. Se usa para la tos, enfisema pulmonar, bronquitis y afecciones respiratorias crónicas.
  • Manzanilla (Matricaria chamomilla): Es la camomila y que crece en el llano, a alturas que no superan los 250 metros. Solamente se recolectan sus cabezuelas. Tiene multitud de usos entre los que destaca: antidiarreico, digestiones pesadas, regulador del flujo menstrual, eritema solar, insomnio, inflamación de boca o garganta, inflamación de la piel, menstruaciones dolorosas y dolor de cabeza.
  • Salvia (Salvia officinalis): Menos frecuente, aunque muy cultivada. Se usan las hojas y las flores para infusión, tintura, maceración, enjuagues o lavados. Está indicada para la inflamación, sudoración excesiva, tos, insomnio, nerviosismo y afecciones del aparato respiratorio.
  • Lavanda (Lavandula officinalis Chaix): Se la conoce bajo el nombre común de espliego. La recolección de las flores tiene lugar entre junio y julio donde deben secarse a un temperatura de 30-35 ºC a la sombra. Se usa para el asma, contusiones, desinfección de la piel y la boca, dolor reumático, debilidad, jaqueca, depresión y estados nerviosos.
  • Melisa (Melisa officinalis): Sus hojas verdes son recolectadas cuando llega el mes de junio, y posteriormente y hasta septiembre, se recoje el tallo florido. Se deja desecar de forma rápida y está indicada para inflamación de boca y garganta, insomnio, dolor de cabeza, anemia, halitosis y afecciones del aparato respiratorio.
  • Menta (Mentha piperita): Conocida como menta o hierbabuena, sus hojas se recolectan antes de su floración y las flores a partir de junio. Se desecan a baja temperatura y está indicada para digestiones pesadas consecuencia de acidez de estómago o gastritis, dolor intestinal, inflamación de la boca, halitosis, náuseas, dolor de cabeza, nervios e insomnio.
  • Milenrama (Achillea Millenfolium): La milhojas se encuentra en senderos, prados y pastizales. Es recolectada durante los meses de junio hasta septiembre. Su indicación es para el acné, descongestionante de la epidermis, transtornos hepáticos y digestivos, quemaduras, llagas, hemorroides, varices, transtorno biliar y problemas circulatorios.
  • Caléndula (Caléndula officinalis): La caléndula o maravilla es una planta que crece espontáneamente en el mediterráneo y que puede cultivarse con mucha facilidad. En verano, se recolectan sus flores ya que éstas deben estar totalmente abiertas. Es ideal y recomendada para el tratamiento de heridas, quemaduras superficiales, úlceras, picaduras de insectos y acné. También está indicada como antiespasmódico y sudorífico.
  • Malva (Malva sylvestris): De fácil cultivo, se usa toda la planta. Sus flores se recolectan en mayo o junio, sus hojas en junio o julio y la raíz en otoño. Actúa como un sedante del sistema nervioso pero también se utiliza para las afecciones de vías respiratorias, faringitis, tos, hemorroides, accesos, inflamación intestinal, inflamación de la piel y gingivitis.
  • Anís (Pimpinella anisum): Es una planta que crece de forma espontánea en Egipo y el Medio Oriente y que puede ser cultivada en regiones que tengan un clima cálido. Cuando sus umbrelas comienzan a tener un color amarillo llega el momento de la recolección, donde se trillan para obtener los frutos. Generalmente, su uso más frecuente es como correctivo del sabor pero está indicado para flatulencias, transtornos digestivos y problemas bronquiales. Hay que tener cuidado puesto que con dosis elevadas es capaz de originar convulsiones.
  • Hinojo (Foeniculum vulgare): Lo podemos encontrar el sitio secos, sin cultivar o herbosos. Las semillas de hinojo, que son sus frutos, pasan a ser recolectados entre septiembre y octubre y se suelen presentar macerados o en tisana. Está indicado para la acidez de estómago, flatulencia, afonía, faringitis, bronquitis, tos, fatiga, catarro e inapetencia.
  • Valeriana (Valeriana officinalis): La conocida como hierba de los gatos es una planta común en España que se encuentra en bosques y praderas, generalmente húmedos. Se usa solamente la raíz o el rizoma y se recolecta en otoño, o bien, en primavera. Está indicada para el insomnio, nerviosismo, ansiedad, depresión, asma y algunas contusiones. Además, tiene propiedades neurálgicas y actúa eficazmente contra la jaqueca.
  • Hisopo (Hyssopus officinalis): Es una planta de origen mediterráneo, que se recolecta en plena floración y se deseca en la sombra en forma de ramilletes o extendida sobre cañizos, con buena ventilación y colgado. Está indicado para el tratamiento de hematomas, llagas, heridas y quemaduras y para administración oral en asma y bronquitis.
  • Angélica (Angelica archangelica): Crece en zonas montañosas y puede cultivarse fácilmente. Se usa la raíz de la planta con más de 2 años de vida y se recolecta de octubre a diciembre. Actúa como estimulante del apetito, en la aerofagía o para tratar los espasmos de estómago o intenstino. Además, se emplea para la preparación de licores. Dosis altas son tóxicas.
  • Comino (Carum carvi): El comino del prado o alcaravea se encuentra en prados de España, más concretamente en la zona de los pirineos o al sur de Aragón. Se aprovecha su fruto que es recolectado entre los meses de julio y agosto. Está indicado para los gases intestinales, falta de apetito y alteraciones digestivas en general.
  • Tomillo (Thymus pulegioides): El tomillo o falso poleo se encuentra en lugares secos y se recolecta entre mayo y octubre. También puede ser cultivado sin problemas. Posee muchas indicaciones, entre las que destacan los tratamientos para: heridas, llagas, inflamación de la piel, halitosis, inflamación de la boca, dolor de cabeza de origen nervioso, faringitis, ronquera, resfriado común, tos y trastornos gastrointestinales.
  • Cola de Caballo (Equisetum arvense): Conocida también como cola de rata o equiseto menor, se encuentra en terrenos montañosos y se recolectan los tallos a finales de verano.  Se usa para los edemas generaliados, lavar heridas (uso externo sólo), diurético, hemostático y como remineralizante para fortalecer los huesos y las uñas.
  • Hamamelis (Hamamelis virginiana): Es originario de américa y se cultiva en España como planta ornamental. Se puede usar las hojas y la corteza del arbusto, donde las hojas se recolectarán en verano y la corteza antes de la floración. Está indicada para las varices, flebitis, hemorroides, transtornos de la menopausia y actúa eficazmente en los procesos de cicatrización de la dermis, así como propiedades astringentes para el eritema o el prurito.
  • Orégano (Origanum vulgare): El flurengano crece en bosques y prados secos de alturas no superiores a los 2000 metros. Se usan las hojas y las flores y está indicado para digestiones difíciles, gases, inapetencia, indigestiones, infecciones de garganta y boca, tos y afecciones de las vías respiratorias.
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