Valoración de Traumatismos – Soporte Vital

Cuando se da un accidente, sea del tipo que sea, debe realizarse previamente una valoración completa y nunca actuar sin pensar o de forma rápida y desorganizada. En los primeros auxilios debe respetarse la secuencia que permite la actuación de las personas presentes:

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  • Valoración de la escena del accidente
  • Identificación de posibles riesgos que puedan exponernos a más peligro
  • Conocer las limitaciones acerca de los recursos disponibles para resolver la situación
  • Determinar el número aproximado de heridos
Si el lugar del accidente es poco seguro y no se sabe bien qué hacer es mejor NO intervenir y solicitar ayuda. Si la persona, socorrista o personal médico se decide a actuar debe ser consciente de que ello le requerirá 2 tipos de valoraciones:
  • Valoración Primaria
  • Valoración Secundaria
En los pacientes traumáticos es esencial que se realicen ambas valoraciones ya que sino no se puede continuar con la inmovilización pertinente, el ajuste de los materiales correctos, o simplemente el traslado de la víctima.

Valoración Primaria

Esta valoración se inicia cuando la persona que debe socorrer determina la seguridad de la escena y llega a una conclusión sobre cuáles pueden ser las lesiones más frecuentes y graves según el tipo de accidente que esté observando.
Si la escena que está viendo no es seguro, lo mejor es no actuar y llamar al 112. Si cree que existe suficiente seguridad como para tener un primer contacto con las víctimas, el socorrista deberá:
  • Avanzar hacia la víctima y presentarse (voz firme, sin gritar ni mostrar síntomas de miedo o ansiedad)
  • Preguntar el nombre a la víctima
  • Estabilizar al paciente con una inmovilización cervical (Atención: en algunos casos esto no será posible debido a la ubicación del paciente, sospecha de lesión medular u otras causas con lo que se necesitará un SVA o soporte vital avanzado).
La inmovilización de la cabeza tiene una importancia vital ya que nos permite iniciar la secuencia de detección de las constantes vitales y todo aquel proceso que ponga en peligro la vida del paciente. A partir de aquí, la valoración se subdivide en 4 etapas:
Etapa 1:  Palpación cervical. Se comprueba la vía aérea para poder obtener la primera información relativa al estado de dicha vía. Si el paciente está inconsciente es probable que no emite ningún tipo de ruido. Esto puede ser bueno o malo. O sea, o la víctima no tiene problemas en la vía aérea, o bien, no está respirando como consecuencia de una obstrucción, una parada respiratoria o cardio-respiratoria.
¿Cómo se debe actuar ante tal situación? Existen muchísimas situaciones que pueden tener lugar, por lo que hacemos un breve resumen de lo más recomendable para cada caso. De todas formas, si hay sospecha de lesión en la columna vertebral a la altura de las cervicales, debe colocarse el collarín cervical:
  • Paciente inconsciente: Se elevará la mandíbula. Prepararemos un tubo orofaríngeo, un nasofaríngeo para la aspiración de posibles secreciones.
  • Paciente consciente con vómitos: Se procederá a la aspiración de secreciones.
  • Paciente consciente que emite ronquidos: Se realizará la elevación mandibular y prepararemos lo mismo que para el paciente inconsciente. Habrá que aspirar secreciones.
  • Paciente con sangre en la vía aérea: Se aspirarán las secreciones. Prepararemos material de limpieza.
  • Paciente con agua en la vía aérea: Lo mismo que para el paciente con sangre.
  • Paciente que respira con una frecuencia superior a 24 respiraciones por minutos: Requerirá oxígeno.
  • Paciente insconsciente con parada respiratoria o cardio-respiratoria: Se hará necesario un soporte de ventilación con oxígeno complementario.
  • Paciente que respira a una frecuencia inferior a 8 respiraciones por minutos o más de 30 por minuto: El aporte de oxígeno mediante mascarilla no será suficiente. Se requiere ventilación mecánica.
  • Paciente con alteración neurológica: Si respira espontáneamente, necesitará oxígeno suplementario.
Etapa 2: Una vez realizada la palpación cervical y obteniendo más información acerca del tipo de lesión y su necesidad de soporte vital, llega el momento de analizar o realizar tres cosas:
  • Frecuencia respiratoria (a)
  • Inspeccionar el tórax para saber si existen heridas (b)
  • Aporte de oxígeno (c)
(a) Se realiza durante la visión o inspección general de paciente. Se considera una frecuencia extrema aquella que sobrepasa las 24 respiraciones por minuto, o bien, son inferiores a 8 por minuto. Esto implica la intervención de urgencia del socorrista o no según sea el caso. Algunos de los signos que harán sospechar del uso de oxígeno serán: no respiración, el broncoespasmo, tipo de frecuencia y las heridas abiertas en el tórax.
Los métodos existentes para ayudar a la respiración se guían por un protocolo establecido:
  1. Debe abrirse correctamente la vía aérea
  2. Si la víctima permanece insconsciente, deberán emplearse cánulas o tubos respiratorios para ayudar a la respiración.
  3. Si se emplean cánulas, éstas nunca deberán empujar la lengua hacia atrás y nunca deberá emplearse si la víctima tose mucho o está vomitando. Sólo se empleará cuando asegure una correcta ventilación y no suponga un objeto obstaculizador.
  4. La hiperextensión del cuello o elevación de la mandíbula deberá realizarse a pesar de haber introducido una cánula.
(b) Los traumatismos en el tórax suelen ocurrir por colisiones, accidentes entre vehículos, peleas, golpes fuertes contra objetos y aplastamientos. Las lesiones, por tanto, van a ser muy variables. Algunas sólo serán pequeñas contusiones pero otras pueden afectar a órganos internos como la tráquea o los pulmones. Ante signos de dolor torácico, dificultad respiratoria, cianosis o aumento de la frecuencia cardíaca hay que considerar una lesión torácica. Para el socorrista, es importante y prioritario localizar si el paciente tiene heridas. Si las heridas son abiertas se tendrá que sellar con un plástico mediante esparadrapo pero dejando siempre un lado sin pegar para que pueda salir aire. Debemos considerar el shock hipovolémico ante la pérdida de bastante sangre por parte de la víctima.
Etapa 3: Además del tórax, buscaremos más hemorragias e iremos observando cuáles son las más importantes y cuáles pueden esperar porque no son tan graves. Tomaremos el pulso al paciente, observaremos el color y la temperatura de la piel.  Si la víctima está pálida y tiene un sudor frío, además de pulso rápido y débil será preciso comprobar su relleno capilar.
¿Cómo se hace?
El relleno capilar se comprueba presionando el pulgar de la víctima a la altura de la uña. Después, se comprueba que el color se va recuperando hasta su estado normal. Si tarda mucho o no se recupera hay que sospechar de una hemorragia interna o un shock hipovolémico. El paciente entonces se encuentra en un estado crítico.
Etapa 4: Esta etapa de valoración sirve para detectar los reflejos de la víctima ante estímulos de alerta, verbales o dolorosos. Determinaremos así el grado de conciencia de la persona para averiguar si existen lesiones encefálicas. Para ello se siguen las reglas AVDN , más la observación de posibles alteraciones en la pupilas:
  • A: el paciente está en alerta. Consciente.
  • V: el paciente responde a estímulos verbales.
  • D: el paciente responde sólo a estímulos dolorosos
  • N: el paciente no responde. Inconsciente.
Etapa 5: Es la valoración en la que determinamos cuántas partes del cuerpo están afectadas y cuáles debemos tapar para prevenir la hipotermia.

Valoración secundaria

Se da cuando hemos realizado las 5 etapas de valoración primaria. Si el paciente no está grave se realiza en el acto. En caso de pacientes graves, se realizará durante el traslado en ambulancia ya que el desplazamiento prevalece sobre la valoración secundaria. Esta valoración se divide en tres etapas (las llamaremos 6,7 y 8 para no confundir):
Etapa 6: Se trata de hacer un pequeño histórico del paciente mediante la regla OPUMA:
  • O: ¿Qué Ocurrió?
  • P: Antecedentes Personales de la víctima
  • U: ¿Cuál fue su Última comida?
  • M: Medicación que está tomando o ha tomado
  • A: Si presenta algún tipo de Alergia o reacción.
Etapa 7: Es un resumen de algunos aspectos de la valoración primaria en el que se consideran las constantes vitales:
  • Respiración ( tipo de respiración y frecuencia)
  • Tensión arterial
  • Pulso ( ritmo, frecuencia y calidad)
Etapa 8: Es la más extensa y larga de realizar ya que se trata de una inspección general del sujeto desde la cabeza hasta los piel. ¿Qué debe valorarse?
  • Cabeza: fracturas, otorragias, epistaxis, heridas, deformaciones, edemas
  • Cuello: enfisema, tráquea, yugulares
  • Tórax: fractura, heridas abiertas, hemorragias internas, dolor, fractura
  • Abdomen: heridas, dolor, dureza, molestias intensas
  • Pelvis: fracturas
  • Extremidades: heridas, fracturas, reacciones alérgicas, circulación sanguínea
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